Siguiendo con la relectura del «Petit traité sur l’abandon» de Alexandre Jollien, llego a una página que dice «No es complicado».
No es complicado es un mantra que podemos utilizar cada día para no complicar las cosas, para estar en la realidad y así poder actuar para ir mejor.
Por ejemplo, estoy sacando dinero en un banco y el cajero se traga mi tarjeta. No es complicado. En lugar de perderme en críticas banales que me llevarán probablemente a poner en tela de juicio todo el sistema bancario mundial, lo que hago es actuar. No es complicado. Me relajo, respiro un momento. No llego a tiempo y pierdo mi tren. No es complicado, espero al tren siguiente.
Lo que me pesa finalmente en la vida, más que las grandes tragedias, son las pequeñas cosas del día a día. El «no es complicado» me ayuda a abandonarme a la vida buscando una solución. Lo importante es no añadir más.
Estoy harto.
No es complicado
Y entonces pasa lo que tiene que pasar: ya no estoy harto de estar harto.