En un libro titulado «Les vies anteriores de Bouddha», de Alfred Foucher, se habla de todas aquellas vidas que Buda vivió antes de convertirse en «Buda» (término que realmente es un ‘nombre honorífico’ que se asigna a quien ha alcanzado la iluminación).
En la introducción del libro, lo que el autor explica es que el Buda vivió muchas vidas antes de llegar al estado de iluminación: vidas que tuvieron éxitos y fracasos, experiencias de todo tipo: desde ser un gran rey déspota, hasta un humilde mendigo, pasando por un sabio maestro o animales de todo tipo.
Sea cuales fueren las vidas de Buda, nos damos cuenta de que lo importante fueron sus éxitos y fracasos, ni siquiera las experiencias en sí. Lo importante de estas vidas fueron las cualidades que el Buda iba adquiriendo con cada experiencia. Visto globalmente, éxito y fracaso son términos que pierden sentido cuando miramos atrás: en esta vida y en las anteriores.

Lo importante son las cualidades que obtenemos de cada experiencia.
Lo importante es que, hasta que no obtengamos esas cualidades, las experiencias se repetirán.
Lo importante, al fin y al cabo, es vivir cada vida, ser consciente de ella y pasar a la siguiente.
UN CAMBIO EN LO MÁS HONDO DEL CORAZÓN
Bajo por la calle.
Hay un hoyo profundo en la acera:
Caigo en él.
Estoy perdido… estoy desesperado.
No es mi culpa.
Tardo mucho tiempo en salir.
Bajo por la misma calle.
Hay un hoyo profundo en la acera:
Finjo no verlo.
Caigo en él de nuevo.
Me cuesta creer que esté en el mismo lugar,
Pero no es mi culpa.
Tardo mucho tiempo en salir de nuevo.
Bajo por la misma calle.
Hay un hoyo profundo en la acera:
Lo veo bien.
Caigo en él de nuevo…
se ha convertido en un hábito.
Tengo los ojos abiertos,
Sé dónde estoy,
Es mi culpa.
Salgo inmediatamente.
Bajo por la misma calle.
Hay un hoyo profundo en la acera:
Lo rodeo.
Bajo por otra calle…
– Poema del «Libro tibetano de la vida y de la muerte»