Una vez había un rey que decidió convertirse en discípulo de un gran maestro. Para ello, hubo de dejar su reino, sus riquezas y su familia atrás; y entregarse así al maestro, que se ocuparía de su karma durante el tiempo que hiciese falta.
Los años pasaron y el rey se convirtió en un discípulo ejemplar, dedicado de lleno al estudio, la práctica y las tareas que su maestro le encomendaba.
Un día, el maestro y su mujer estaban hablando durante la comida. La mujer comentó:
«Ese discípulo (hablando del antiguo rey) es un discípulo muy aplicado, durante años ha realizado una práctica constante y su entrega a ti no se ha quebrantado. ¿No crees que es momento de enseñarle el conocimiento que lo llevará a la iluminación?».
El maestro respondió a la mujer:
«Todavía no está listo. Te lo voy a demostrar: mañana, cuando este discípulo (el rey) pase por debajo de tu ventana, deja caer sobre él toda la basura y restos del día.»
Así que al día siguiente la mujer, al ver pasar al discípulo por debajo de su ventana, dejó caer sobre él todos los restos malolientes del día. El discípulo, cubierto de todos esos desechos se puso a despotricar diciendo: «¡Si hubiese sido rey, esto no me hubiera pasado!». La mujer entendió por qué el discípulo no estaba listo.
5 años pasaron. El maestro y su mujer comían juntos. El maestro miró a su mujer y le dijo: mi discípulo ya está listo para recibir las nuevas enseñanzas. Mañana, vuelve a lanzar sobre él los restos de basura y comida del día cuando pase por debajo de tu ventana.
Al día siguiente, la mujer hizo como había hecho 5 años antes: al pasar el discípulo po debajo de la ventana, dejó caer todos los restos del día sobre él. El discípulo, de nuevo cubierto por restos malolientes, miró arriba con una cara que no mostraba rabia ni ira, sino agradecimiento. El discípulo dijo «¡Gracias por enseñarme que todavía me queda mucho por aprender en mi camino!»
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Cuando dejamos de ser actores sin control sobre nuestras vidas, sobre nuestras reacciones, nuestras emociones… es entonces cuando podemos recibir las enseñanzas más profundas que la vida tiene para nosotros. Salimos de la película y empezamos a observar. Así entendemos y podemos ver más allá, ver cuál es nuestro camino para evolucionar en la vida.