Ayer vi un capítulo de «Merlí», una serie catalana muy recomendable. En ese capítulo cuentan la historia de la vaca:
Una vez, un maestro y su discípulo caminaban de noche por una senda muy oscura. Después de unas horas, vislumbraron la luz de una casa y se dirigieron hacia ella. Al llegar, vieron que se trataba de una casa muy pobre: con suciedad alrededor, un campo sin cultivar y también una pequeña cerca con una vaca dentro.
En aquella casa vivían diez personas: el padre, la madre, cuatro hijos y los abuelos. Todos vestidos con ropa rota y sucia, signos de una pobreza reinante. El padre les explicó que gracias a la leche que les daba la vaca podían obtener dinero de su venta y así ir ‘sobreviviendo’. El discípulo pensó para si mismo ‘¡Menos mal que tienen la vaca!’
El maestro y el discípulo durmieron con la familia, entre el desorden y la suciedad. Se levantaron pronto y antes que nadie y partieron sin hacer ningún ruido ni despertar a nadie. Al salir de la casa, el maestro le dijo al discípulo:
– Mi siguiente enseñanza para ti es la siguiente: llévate esta vaca y mátala tirándola por un precipicio.
El discípulo estaba contrariado. ¿Cómo iba a matar a la única fuente de ingresos que tenía esa familia? Pero todo discípulo está dedicado a su maestro y sigue todo lo que su maestro dice. Así que se llevó a la vaca y la dejó caer por un precipicio.
Los años pasaron.
El discípulo volvió a la casa de la pobre familia. Pero esta vez vio algo distinto: el huerto estaba bien mantenido y con muchas verduras; la casa estaba reformada, arreglada, con un aspecto muy diferente. Los miembros de la familia salieron a recibirlo, vestidos con ropas de calidad y limpias.
La madre explicó que hacía unos años alguien mató a su vaca tirándola por un precipicio. A partir de eso momento no tuvieron más remedio que buscar otras maneras de subsistir y seguir adelante sin ella. Así que empezaron a aprender cosas nuevas, plantar su huerto, buscar otras formas de avanzar. Es como si la muerte de la vaca hubiese sido realmente el inicio de una vida mejor y llena de oportunidades.
De vuelta a la ciudad, el discípulo se encontró con su maestro relatándole toda la historia. El maestro explicó:
‘La vaca era una cadena que tenía aquella familia atada a una vida de conformismo y mediocridad. Al dejar de tenerla no tuvieron más remedio que esforzarse para conseguir alguna cosa más’»